El pasado fin de semana visité con mis alumnos la isla Santa María, a unos 20km de la costa y conectada con la ciudad de Lota por medio de un viejo transbordador que va y viene de vez en cuando para abastecer a sus dos mil habitantes. Fuimos para reconocer el terreno de la isla, ya que tenemos que desarrollar un ejercicio de Plan Director para las dos comunidades (Puerto Norte y Puerto Sur) que viven en la isla, Estas gentes se dedican fundamentalmente a la pesca, y conviven con una naturaleza muy valiosa, llena de especies de aves, lobos marinos, ballenas en algunas épocas y toda clase de moluscos, algas y crustáceos que recolectan los mariscadores y mariscadoras (marisco ellos, algas ellas) del lugar. La comunidad es muy acogedora, risueña y estricta en cuestiones cuestiones religiosas (son evangélicos en su mayor parte, no bailan, no beben, visten de largo y no van a bañarse a las numerosas playas del lugar). En esta isla de paisajes con hermosos acantilados y llanos pelados por la ganadería estuvimos circulando en bicicleta tres días, comiendo un excelente caldillo de congrio (gracias mil, señora Silvia) y disfrutando del dulce aislamiento que marca el carácter de la gente del lugar. Una pena el futuro de esta isla. La basura no se recoge (los habitantes la queman o la tiran por los acantilados), la ganadería y el viento erosionan el suelo, la pesca escasea y los bosques de eucalipto sustituyen su flora autóctona...
viernes, 12 de abril de 2013
ISLA SANTA MARÍA
El pasado fin de semana visité con mis alumnos la isla Santa María, a unos 20km de la costa y conectada con la ciudad de Lota por medio de un viejo transbordador que va y viene de vez en cuando para abastecer a sus dos mil habitantes. Fuimos para reconocer el terreno de la isla, ya que tenemos que desarrollar un ejercicio de Plan Director para las dos comunidades (Puerto Norte y Puerto Sur) que viven en la isla, Estas gentes se dedican fundamentalmente a la pesca, y conviven con una naturaleza muy valiosa, llena de especies de aves, lobos marinos, ballenas en algunas épocas y toda clase de moluscos, algas y crustáceos que recolectan los mariscadores y mariscadoras (marisco ellos, algas ellas) del lugar. La comunidad es muy acogedora, risueña y estricta en cuestiones cuestiones religiosas (son evangélicos en su mayor parte, no bailan, no beben, visten de largo y no van a bañarse a las numerosas playas del lugar). En esta isla de paisajes con hermosos acantilados y llanos pelados por la ganadería estuvimos circulando en bicicleta tres días, comiendo un excelente caldillo de congrio (gracias mil, señora Silvia) y disfrutando del dulce aislamiento que marca el carácter de la gente del lugar. Una pena el futuro de esta isla. La basura no se recoge (los habitantes la queman o la tiran por los acantilados), la ganadería y el viento erosionan el suelo, la pesca escasea y los bosques de eucalipto sustituyen su flora autóctona...
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