De modo casi subterráneo puede verse, bajo el bullicio y la vitalidad de las calles de Chillán, un orden anterior que prometía luz, honradez, limpieza, sobriedad. La ciudad que se construyó en los años 40 todavía permanece, casi irreconocible y oculta, en las aceras de hoy.
Del mismo modo, al acabar la conferencia de David Caralt sobre el Cine Central de Chillán (1945) (últimas 3 fotografías), bajo la explicación de los documentos del proyecto y la vida del edificio, aparecía el drama del exilio, la desesperanza, la pobreza y el cansancio del arquitecto catalán Germán Rodriguez Arias. Una fotografía que mostraba los objetos personales de Rodríguez Arias al llegar a Chile (una vieja tetera y fotografías de arquitectura moderna) resultaba ser la imagen perfecta de su sueño y su fracaso.
Que curioso mirador el de la casa que tiene debajo la tienda de BATA.
ResponderEliminarYo quiero un mirador así¡¡¡¡.
Ahora que sé ya quién eres, te agradezco mucho ser mi comentadora número 1. Efectivamente, el mirador es espectacular y, además, doble. Si veo otro, te lo regalo en foto.
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